En la lectura de este artículo "Llegan las 'Tierras extrañas' de Axel Hütte" he querido buscar la inspiración y quizás -como no- la justificación para interpretar un paisaje totalmente urbano con cierto matiz de lirismo y de abstracción total.
"No me interesan los lugares en los que se han hecho cientos de miles de fotografías. Quiero atrapar la realidad que hay entre líneas, la que nunca ha sido capturada, ser yo el que atrape su primer momento como imagen", apunta el artista, que es capaz de recorrer miles de kilómetros en pos de sus paisajes imposibles.
Su obra, según él mismo recalca, huye de lo abstracto aunque lo roce y no es ni un testimonio documental ni una obra acabada sino la exploración de lo imposible, por eso, confiesa, es capaz de estar varios días contemplando el reflejo de un árbol en el agua o la forma en la que ésta hace ondas. Solo cuando está seguro de que está viendo lo que nunca antes ha visto, que ha observado el suficiente tiempo, y siente el arrebato "al estilo de los románticos pero en su sentido oscuro y sublime, el que revela que se aproxima la alucinación" dispara su cámara.
En el caso de las imágenes que realizo no he tenido que viajar en busca de "paisajes imposibles" durante miles de kilómetros; solo he tenido que dejarme oír las sensaciones y el embrujo producido por una luz, una sombra, un lugar, una palabra -como no- un momento, seguido de esa emoción creativa que acontece a todo acto poético y plástico; por lo que como paradoja creativa he hecho lo mismo que Axel Hütte pero sin moverme del lugar y solo oyendo las sensaciones que percibía en la contemplación de las mismas; por lo que no solo no huyo de lo abstracto, sino que lo busco en la medida que lo percibo como inspiración.
